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Oración
para la cura del alma
Señor
Jesús, Te pido por mi alma. Las consecuencias del pecado
se reflejan en ella. Por eso muchas veces me siento nervioso e irascible,
impaciente y vengativo. La malas costumbres ya se enraizaron en
mi alma. Quedaron las cicatrices de las heridas que me dificultan
amar al prójimo. Me volví muy desconfiado por causa
de las experiencias que acumulé. Purifica, o Señor,
mi subconsciente. Penetra en él con tu luz para que las tinieblas
no lo envuelvan.
Con el poder de tu gracia, toca lo más profundo de mi alma
que está amarrada a las cosas materiales, de donde provienen
mis miedos. Purificame para que mi espíritu esté más
abierto a Ti. Cúrame de la desconfianza que pueda tener de
Ti y de tu palabra.
Te pido, Señor Jesús, que me cures de toda conmoción
negativa y de los traumas oriundos de los fracasos y planes no realizados.
Purificame de toda tiniebla interior y cuida de las heridas que
se encuentran en la médula de mi subconsciente. En el poder
de tu nombre, Jesús, y de acuerdo con tu Palabra, ahora mismo
yo aniquilo todo raciocinio y todo orgullo que se levantan en mí
contra el conocimiento de Dios y esclavizo todo pensamiento y lo
reduzco a la obediencia a Ti. (II Co 10,5).
Te pido además, Señor Jesús, que mi alma sea
renovada por el poder de tu Santo Espíritu y de tu Palabra
y que solamente lo que sea verdadero, noble, justo, puro, amable,
de buena fama, virtuoso y digno de alabanza ocupe mis pensamientos
(Flp 4,8)
Que tu paz, que sobrepasa toda inteligencia, guarde mi corazón
y mis pensamientos en Cristo Jesús (Flp 4,7).
Ruego, ahora por las personas espiritualmente enfermas y sumergidas
en problemas. Alíviales las cargas y cura las llagas originadas
en su enfermedad espiritual.
Protege a los niños y a los jóvenes que recibieron
esta triste herencia. ¡Libéralos de las depresiones,
miedos, neurosis y de todos los problemas psíquicos! Cura
también a los que se quedaron psíquicamente
enfermos por causa de la falta de éxito en la familia, en
la escuela o empleo. Aparta de ellos cualquier idea de suicidio
y líbralos de cualquier pensamiento opresor.
¡Jesús, sé Tú el único Señor
de nuestra alma! Libera con tu sangre preciosa a las personas que
practican el ocultismo y la hechicería, cuyas consecuencias
las llevan a la oscuridad y a la muerte espiritual. ¡Restituye
a las almas la paz y la serenidad! Amén.
Ruegan por nosotros, oh Virgen María, madre de Dios y nuestra.
En nombre de Jesús. Amén.
Oración
para la cura interior
Jesús
mío:
Vengo hoy a
pedirte la cura de mis recuerdos, de todo aquellos que viví
y quedo guardado en mi inconsciente y que me ha atormentado.
Tú me conoces y sabes la causa de cada problema que traigo
en mi interior.
Ven, Jesús, y cura estos recuerdos, los momentos en que me
sentí rechazado, desanimado, ignorado hasta por aquellos
que más amaba.
Cúrame de los sentimientos de odio, rencor, disgusto y falta
de perdón que, muchas veces, se reflejan en mi cuerpo, causando
dolores y enfermedades físicas.
De los momentos de peligro que viví y que me tomaron una
persona miedosa e insegura, cúrame Señor.
¡Oh Señor, son tantos los traumas y marcas que traigo
en mi mente…y solo Tú puedes curarme!.
Por eso Te pido: lava mi mente en tu sangre, dame tu cura y lléname
de tu paz.
Desde ahora, Te alabo y agradezco, pues creo que estás actuando
en mí ahora y que seré, en Ti, una nueva criatura.
¡En el poder de tu nombre, Jesús!
Oración
de intercesión por la cura interior de alguien
Señor
Jesús :
Te pido que
entres en el corazón de…(citar el nombre) y toques aquellas
experiencias de vida que necesitan curarse.
Tú conoces mucho mejor a…de lo que él se conoce a
sí mismo.
Derrama pues, tu amor en todos los rincones de su corazón.
Donde quiera que lo encuentres herido, tócalo, consuélalo,
libéralo.
Si él se siente solo, abandonado, rechazado por la humanidad,
concédele, mediante tu amor regenerador, una nueva consciencia
de su valor con persona.
Jesús,
Te entrego a…..totalmente a Ti: su cuerpo, mente y espíritu
y Te agradezco por restaurar su integridad.
Gracias, Señor.
Amén.
¡Aleluya!
Oración
para cura interior y física
Señor
Jesucristo, creo que eres el Hijo resucitado y glorioso de Dios
Padre y que estás aquí entre nosotros, vivo e intercediendo
por mí amándome y queriendo ayudarme. A ti me entrego,
confiante, ¡Porque sé que quieres curarme y eres omnipotente
para hacerlo!
Señor Jesús, Te lo ruego: perdona mis pecados, fallas
y omisiones y cura, principalmente en mí, mis malos
hábitos. Quiero, con tu gracia, perdonar a los que me ofendieron
y afligieron.
Jesucristo, mi Dios y mi Amigo, en este instante Te acepto como
mi amado Salvador y Señor, único dueño de todas
las áreas de mi ser, de todo lo que soy y poseo.
Jesús, mi Señor y Rey, Te pido que entres ahora en
mi vida y permanezcas conmigo según lo prometiste: “Estaré
siempre contigo, hasta el fin de los tiempos.” Yo creo en tu Palabra.
Señor Jesús, yo Te entrego, en este momento, mi mente,
mi voluntad y toda mi vida, pues quiero que seas el centro de mi
vivir, sin que el egoísmo sea más el centro
de mi vida.
Mi redentor y mi Hermano, muéstrame el propósito maravilloso
que tienes para mi vida en este mundo y en la eternidad. Yo acepto
el plan amoroso y salvador del Padre eterno para mí.
Mi Señor y mi Dios, dame tu paz y tu poder, para que pueda
agradarte en todos mis actos, aceptar mis condiciones actuales y
futuras que bondadosamente planeas.
Señor Jesús, renuévame totalmente, porque sé
que es ésta tu voluntad para mí ahora.
Te agradezco, mi Señor y mi Dios, porque me estás
curando y ungiendo con tu poder infinito y tu eterno amor, que cura
y salva. Te agradezco tu gran interés por mí, porque
sé que tu salvación se extiende a todas las áreas
de mi ser para curarme.
Jesús mío, Te lo pido: pasea por los corredores de
mi mente, de mi subconsciente e inconsciente, borrando todos los
recuerdos dolorosos e irrigando totalmente con tu sangre salvadora
tanto mi cerebro cuanto todas las demás áreas que
carecen de salud.
Salvador mío, creo en tu promesa de que a todos los que Te
reciben en el corazón Tú les das el poder de convertirse
en Hijos de Dios Padre (Jn 1,12). Creo que en este instante recibí
el Espíritu de adopción filial, renací como
hijito de tu Padre celestial, y lo ama como a mi eterno Padre.
Jesucristo, Señor todopoderoso del universo, creo también
que Dios Padre nos da la vida eterna cuando Te aceptamos como Salvador,
porque la fuente de la vida sin fin y de la salud está en
Ti, en el poder de tu Cruz, aceptada por Ti para nuestra salvación
y eterna felicidad.
Sé, mi buen Jesús, que sufriste la Pasión por
amor a mí y Te agradezco mucho por tu grande amor.
¡Señor Jesús, sálvame y retírame
de en medio de la tristeza para que celebre alegremente tu santo
Nombre de Redentor y Libertador del universo y me glorie en la alabanza
del Padre celestial!
¡Mi Señor y Salvador Jesús, creo que resucitaste
y estás, en este instante, sentado a la derecha del Padre
celestial, en tu trono de gloria, intercediendo por mí
y por los que amas! ¡Jesús, Hijo de David, Te necesito,
ven a curarme, a salvarme, a liberarme de todo mal!
¡Señor Jesús, creo que en este instante me has
liberado de toda enfermedad y Te lo agradezo!
¡Jesús, mi Señor y mi Dios, Te pido que también
cures a todas las personas que sufren!
Amén. ¡Aleluya!
¡Alabemos al Señor!
¡Gloria a Ti, Señor Jesucristo!
Ruega por mí, Oh Virgen Santa y envuélveme en tu manto
de protección
Oración
para cura del cuerpo
Jesús,
tus manos y tus pies fueros traspasados. Traspasado también
fue tu lado. Todo fue traspasado para que fuésemos sanados,
para que nuestro cuerpo, templo del Espíritu Santo, fuese
purificado. Jesús, por tu paciencia en los sufrimientos ¡danos
la cura! Sana de la impaciencia a nuestros enfermos y a los que
los socorren. Tú sabes que sufriendo se pierde la calma.
Devuélvenos el amor, para que podamos soportar el dolor,
como Tú mismo lo soportaste.
¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de nosotros!
Jesús, sobre tu cabeza recibiste la corona de espinas y duros
golpes. Sana los dolores de cabeza que yo pueda tener, en virtud
de tus llagas y corona de espinas.
¡Jesús, Hijo de David ten piedad de nosotros!
Cerraste los ojos. Devuelve la vista a los ciegos.
¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de nosotros!
Jesús obedecías al Padre, oías su Palabra y
lo glorificabas con tus labios. Restitúyenos los oídos
y el habla. Sana a los sordos y mudos.
¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mudos.
¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de nosotros!
Jesús, por tus manos y pies traspasados por los clavos, sana
todo tipo de parálisis. Abre también las manos que
se han cerrado en puños.
¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de nosotros! Jesús,
abrieron tu pecho y perforaron tu corazón. Sana nuestro corazón
enfermo, los disturbios de circulación, las enfermedades
de la sangre, las enfermedades óseas.
¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de nosotros! Que
padecen la indiferencia de aquellos que no tienen corazón
y son prepotentes. ¡Sánalos, Jesús! ¡Jesús
Hijo de David, ten piedad de nosotros! María, estamos contigo
al pie de la cruz. Tú conoces nuestras aflicciones, problemas,
dolores y los sufrimientos de nuestra alma. ¡Oh Madre de la
consolación, cuánto te agradezco por no encontrarme
solo! Gracias por estar conmigo en el dolor y en la cruz. Te extiendo
la mano, te consagro mi vida para que pueda quedarme al lado de
la cruz de tu Hijo.
Madre, estas son tus palabras:
“Mis queridos hijos, todos los días pretendo revestirlos
de santidad, bondad, obediencia y amor divino, para que sean cada
vez más hermosos y cuidadosos para con Dios. Queridos hijos,
sigan lo que les recomiendo, pues yo misma quiero conducirlos” (Medjugorje
24-10-1985)
Oh María, como Madre cariñosa, envuélvenos,
prepáranos, lávanos y purifícanos, para que
estemos preparados para servir a nuestro Señor y que seamos
disponibles entre nosotros.
(Rezar: Padrenuestro,
Avemaría y Gloria)
La bendición
de la paz, del amor, de la misericordia y la bendición de
la salud espiritual y física ¡que bajen ahora mismo
de la cruz sobre mí y sobre el mundo entero! En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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